«Cuando la consciencia se eleva más allá de las necesidades de prosperidad, puedes ver que el florecimiento del Ser es la base de la vida»
– Sadhguru –
He dedicado 20 anos de mi vida a la ingeniería geofísica, incluyendo mi carrera y los años de experiencia laboral. Decidir qué estudiar cuando tienes 16 años es realmente un reto. En ese entonces habían dos opciones para el éxito en Venezuela: ser Miss Universo ó trabajar para la industria del petróleo. La verdad es que nunca fui fan de la cirugía estética (mi estatura tampoco ayudaba) así que me decidí por la segunda opción.
Y sí, me gustaban las ciencias de la tierra pero la verdadera razón por la que escogí esta carrera era porque quería ser próspera. En mi infancia tuve de todo: una familia unida y amorosa, una buena educación y nunca nos faltó nada. Pero siempre fuimos los pobres del barrio rico y me aterraba la idea de tener limitaciones económicas por el resto de mi vida. Es la misma razón por la que estoy trabajando desde los 15 y la misma razón que me ha llevado a tomar varios emprendimientos a lo largo de mi vida. Trabajé en una tienda, dando clases particulares de física y matemática, fui asistente docente del departamento de matemática, tuve un carrito de perros calientes para fiestas infantiles, emprendedora inmobiliaria, entre otras hierbas.
Pero lo que siempre fluyó con más facilidad fue mi profesión de geofísica. Siempre visualicé la idea de trabajar en una multinacional y ganar en dólares. Y así fue. Conseguí una pasantía y de allí continué trabajando sin siquiera haberme graduado. Fui la primera de su promoción en conseguir trabajo y en ser transferida al extranjero. Afortunadamente las oportunidades y ofertas nunca dejaron de llover. Definitivamente creamos lo que creemos con convicción.
A pesar de esta gran `fortuna´ sentía que faltaba algo. Aunque tuviera el trabajo que me brindaba esa estabilidad económica que tanto había anhelado, que podía darme mis gustos, cubrir mis antojos y ayudar a mi familia no me sentí 100% satisfecha. Me preguntaba ¿esto es todo? ¿La vida es sentarse detrás de un computador día tras día y pagar cuentas? La vida corporativa para mí era como `la Matrix´. Tenía que haber algo más emocionante. Miraba por la ventana el sol, los árboles, el Ávila majestuosa, contando los minutos para irme corriendo a escalar, a mi clase de Yoga, a tomar cerveza con los panas o si era viernes a la playa! Sentía que la vida comenzaba después de las 5 de la tarde. Nunca entendí ni compartí esa cultura latina de ´hay que quedarse hasta que se vaya el jefe´ o de hacer más ´horas culo´ para demostrar compromiso. Para mí hasta hoy sigue siendo un misterio.
PEREGRINAJE
Empecé a buscar cambios manteniendo esa estabilidad. Esa fue la salida temporal que encontré a mi turbulencia interior. Me fui a Houston y después a Argentina. Luego de 6 años en la industria decidí tomarme un año sabático para irme de mochilera por Latinoamérica. Ya desde entonces planeaba ir a India a certificarme como profe de Yoga. Pero por circunstancias del destino y algunas señales cósmicas terminé en Barcelona haciendo una maestría en geología. No porque realmente quisiera seguir desarrollando mis habilidades profesionales, sino porque me encantaba la onda de la ciudad y revivir la experiencia como estudiante. Todo ese tiempo el Yoga y la meditación fueron mis compañeros de viaje.
No sabía aun qué quería hacer con mi futuro pero de una cosa estaba segura: La vida es para divertirse. Pero al terminar me encontré una vez más con la pregunta ¿qué hago con ella?
Cuando empezaba a coquetear nuevamente con la idea de dedicarme al Yoga apareció la matrix una vez más, me hipnotizó con sus encantos y en un par de meses estaba de nuevo detrás del computador en Bogotá. Para aquel entonces me topé con el concepto de la Pirámide de Maslow. Sentía que para poder dedicarme a mi crecimiento espiritual tenía que crear una base económica sólida. Así que comencé con mi esposo un emprendimiento inmobiliario como plan B y funcionó bastante bien. Aun manteniendo mi carrera profesional finalmente me certifiqué como profesora en el 2012 y abrí mi estudio de Yoga. Fue una experiencia increíblemente gratificante pero poco remunerativa. Tal vez no tuve paciencia y mi Ser tampoco se sentía listo para echar raíces en esa ciudad. Así que acepté una oferta de la competencia para irme a Río de Janeiro.
MATERNIDAD
Cuando mi hija nació me di cuenta que había algo incompatible entre la maternidad y el trabajo corporativo. No entraré ahora en detalles pero desde entonces me tomé en serio buscar la manera de vivir fuera de la matrix, dedicarme a algo que gratificara el alma y que me permitiera dedicarle a la maternidad el tiempo que se merece.
Y desde entonces más que pensar en un `negocio´ o una solución mágica y lucrativa, me he dedicado a buscar dentro de mí las respuestas para sentirme realizada y ser mejor cada día. Con paciencia, perseverancia y mucha meditación fui escuchando mi interior. De allí surgió la idea de compartir el Yoga con el resto del mundo de forma digital, era la única forma de que fuera compatible con mi estilo de vida y mi pasión por los viajes.
Decidimos venirnos a Italia para poder estar cerca del resto de mi familia y emprender desde cero este nuevo proyecto. Cuando renuncié me ofrecieron uno de los puestos de trabajo más codiciados y apetecidos en el mundo petrolero: Global Account Manager en Milan. De nuevo la corporación me abría las puertas. Fue un gran reto y una gran oportunidad profesional de la cual estoy muy agradecida.
La diferencia esta vez era que ya tenia claro lo que quería lograr. Así que empezamos a formarnos en negocios digitales. Dentro de ese camino de trabajo interior me formé también como terapéutica Akáshica lo cual fue clave para terminar de engranar las piezas de mi rompecabezas y representó un salto cuántico en mi nivel de autoconocimiento.
‘LA VIDA ES UNA GRAN AVENTURA DE CRECIMIENTO Y EVOLUCIÓN QUE NOS DA LA OPORTUNIDAD DE ELEGIR: AMAR O TEMER. CADA DESAFÍO ES UN REGALO QUE TIENE EL POTENCIAL DE DESPERTARNOS A LA VERSIÓN MÁS SATISFACTORIA E INSPIRADA DE NOSOTROS MISMOS’
Desde el 2019 con paciencia y perseverancia comencé a crear el método YoGanesha. La pandemia del 2020 me permitió seguir trabajando como Account Manager, viajar haciendo motor-home working y llevar al mismo tiempo la certificación de profesoras de Yoga con 10 maravillosas mujeres que más que alumnas fueron maestras de vida. Trabajar en algo que nutre el alma no es trabajar y poco tiene que ver con trabajar por deber.
En el 2021 la actividad petrolera se reactivó pero solo había sobrevivido el 60% del personal pre-pandemia, la agenda empezó a apretar, sentí que comenzaba a ahogarme y que apenas tenía tiempo para lo que más me importaba: mi hija, mi familia y mi proyecto de vida. Así que decidí finalmente salir de la Matrix.
Sé que muchos se sorprendieron de cómo alguien puede abandonar un `puestazo´, el Santo Grial del mundo petrolero y en plena crisis global. Yo por el contrario me sorprendí de los tantos otros que me apoyaron y se identificaron con mi sentir. Definitivamente estamos en un momento de despertar colectivo aunque no parezca.
Y sí, la Adriana de hace 17 años tenía razón: la vida no es solo sentarse 8 horas detrás de un computador y pagar cuentas. Solo que la Adriana de ahora pudo romper cadenas mentales y ya no decide desde el miedo sino desde el amor: desde Ishwara Pranidhana.
Según la filosofía Samkhya, somos seres espirituales (Atman) viviendo una experiencia terrenal para que Brahman pueda conocer su propio potencial de creación. Vinimos a VIVIR, a divertirnos, a acumular experiencias para crecer y evolucionar de regreso a la luz. Esto no es compatible con estar `seguros´ en un puesto fijo de trabajo, estancarnos haciendo lo mismo día tras día. Ojo, no digo que esto sea bueno o malo, pero creo que solo a través del cambio es que podemos transformarnos.
Quiero seguir teniendo coherencia entre mi pensamiento, palabra y obra. Vivir el aquí y el ahora. Seguir escribiendo, filosofando, aprendiendo y creciendo. Bailar, reír y soñar cada día. Disfrutar de mi peque y de la compañía de mi familia todo lo que se pueda. Retomar el dibujo y la música. Continuar recorriendo el mundo y seguirme asombrando con su magnificencia. Y por supuesto, seguir compartiendo lo que continuaré aprendiendo y experimentando en mi propia búsqueda del Ser.
Aun no sé si será rentable dedicarme al Yoga, a la metafísica y al crecimiento espiritual. Lo que sé es que cada letra que escribo y cada momento que dedico a este proyecto me llena profundamente. Lo más gratificante ha sido poder esparcir semillas de amor y que a su vez esas semillas florezcan y continúen siendo sembradas en una cadena infinita. Eso es para mí el éxito.
Salir del mundo corporativo para cumplir un sueño no es una decisión fácil, pero vale la pena. Lo más difícil es liberarse de las cadenas mentales que nos construimos nosotros mismos. En las próximas semanas continuaremos nuestras aventuras por Europa en autocaravana y buscaremos una tierra para la tercera fase del proyecto: Granja Bio-Ashram donde esperamos poder ser autosuficientes y realizar nuestros retiros de Yoga.
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El único sueño imposible es el que no se intenta.
Con amor 💖 Adri @yoganesha